jueves, 5 de septiembre de 2019

Carta de Atenas: los principios de la arquitectura moderna






El CIAM, congreso internacional de arquitectura moderna, es fundado en 1928 bajo la tela del movimiento modernista y de vanguardia en su época, un laboratorio de síntesis en relación al canon arquitectónico de época.

El contexto sobre el cual se atañe el congreso y su consolidación versa en el término de la época de la revolución industrial, tras haber sujetado a las ciudades en una problemática de saturación de trabajadores, la expansión de las urbes en un movimiento desproporcionado, arrojó una nueva corriente de pensadores que magnifican los criterios de encontrar soluciones ante las demandas sociales, transformar a la decadente sociedad mediante la inclusión urbana.

Con ello, surge el congreso internacional, en donde se postula un criterio de urbanismo universal, incluyente con los habitadores de las ciudades. El espacio se debe diseñar acorde a necesidades, en función a la trayectoria social que se presente en su uso de suelo urbano. El habitador debe ser un individuo que genere espacios uniformes, con orden establecido, retomando los criterios de la misma naturaleza.

Se estipula que la arquitectura debe plantearse como un arte social.

Es hasta el cuarto congreso de dicho grupo de pensadores, arquitectos y urbanistas, que se estipula una pauta entorno a los principios de la arquitectura moderna: la carta de Atenas. Un manifiesto urbanista que inspiró a diseños conceptuales como Brasilia, para poder concretar en soluciones para habitabilidad y cuestiones de índole social.

El manifiesto de la carta de Atenas tiene como postulados primordiales:

  • ·     El elegir una zona de viviendas, deberá estar condicionada a las condiciones higiénicas y en materia de salud urbana.
  • ·        Los barrios que conformarán la propuesta de vivienda, deberán, por consiguiente, aprovechar la topografía existente, tomar en cuenta los factores climáticos, el asoleamiento, las áreas verdes anexas.
  • ·        La imposición de densidades razonables, acordes al emplazamiento sobre el cual se desplantarán las viviendas a considerar.
  • ·        A lo largo de las vías de comunicación, se debe prohibir la alineación de las viviendas.
  • ·        La construcción vertical debe considerar en todo instante los procesos constructivos modernos, al ser construidas a una gran distancia las unas de las otras, se pueda liberar el espacio para áreas verdes.

El postulado de la carta de Atenas estipula, de igual manera, que se debe separar las áreas urbanas destinadas al trabajo de las de ocio y recreación, sectorizar en una delimitación adecuada la vivienda de las áreas verdes. Esto pone en entredicho el concepto urbano de las ciudades tradicionales.

Le Corbusier, junto con Jeanne de Villeneuve, baronesa de Aubigny, exponen una serie de escritos para dicho postulado. Tras la segunda guerra mundial, se acopla esta propuesta de diseño por ciudades europeas, incluso por ciudades como Brasilia.

La idea de la ciudad funcional, exposición de Cornelis van Esteren en 1928, sirve como fuente de inspiración para los pensadores de dicho postulado.

En cuanto a las urbes, se mantiene una serie de principios basados en;
  • ·        Habitar
  • ·        Circular
  • ·        Trabajar
  • ·        Recrear (el cuerpo y el espíritu: salud, educación, esparcimiento, etc.)

Mientras que, en materia de la vivienda, se proyectaron los siguientes postulados:

  • ·        La vivienda debe tener primacía sobre el resto de usos.
  • ·        En la situación de la residencia se buscará la higiene.
  • ·        La relación vivienda/superficie la determinan las características del terreno en función del asoleamiento.
  • ·        Se debe prohibir la disposición de viviendas a lo largo de vías de comunicación.
  • ·        La solución son las viviendas en altura situadas a una distancia entre ellas que permite la construcción de grandes superficies verdes (tapiz verde).


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