jueves, 22 de agosto de 2019

¿Un laurel para la arquitectura, o una medalla para el prestigio?





El premio Pritzker ha sido el máximo galardón de decoro en materia del hacer arquitectónico, un premio que sintetiza las habilidades de análisis y construcción, retomando los criterios de Vitrubio: firmeza, solidez y estética.

Dicho premio data del año 1979, donde tuvo su primera edición a cargo de Jay Pritzker, junto con la organización hotelera Hyatt. El primer premio fue otorgado al ilustre Philip Johnson, gracias a su célebre “Glass house”, el premio es anual, con una sede diferente para cada una de sus ediciones. Es en la segunda edición en donde un arquitecto mexicano de renombre, el prestigioso Luis Barragán, gana la segunda edición del premio de mayor relevancia a nivel internacional gracias al proyecto de su casa estudio.

A medida que los años transcurrían y este premio adquiría un grado de mayor popularidad dentro del gremio de los arquitectos alrededor de mundo. En resumen, ha tenido treinta y nueve ediciones anuales, de las cuales, la mitad de los arquitectos ganadores han sido europeos, contando solamente a dos latinoamericanos como acreedores de dicho galardón. Solamente tres mujeres han sido parte de los arquitectos ganadores: en primer lugar, Zaha Hadid en 2004, Kazuyo Sejima en el año 2010, y Carme Pigem en 2017. En el caso de las últimas dos arquitectas, han compartido el premio con sus asociados, pues el jurado afirma desde sus inicios que dicha medalla debe ser conferida a un arquitecto físico, no a una oficina.

Muchas veces, este galardón ha sido llamado como “el nobel de arquitectura”, y muchas de las críticas que han surgido a lo largo de sus ediciones, van encaminadas hacia su factibilidad y asertividad a la hora de evaluar a un arquitecto en concreto. Muchos afirman que la arquitectura no solo se trata de premios y renombre, incluso alegando que no se deberían otorgar dichos premios, puesto que contradicen el principio sobre el cual se estableció el Pritzker: “deberá ser entregado a un arquitecto cuyo trabajo haya producido consistentes y significativas contribuciones a la humanidad a través de la arquitectura”. Donde muchas veces se entiende por una contribución humilde y sin el afán de ganar una recompensa, una medalla de oro.

De la mima manera, muchos arquitectos critican el racismo implícito sobre dicho galardón, puesto que es usual que un ganador sea un arquitecto europeo a cargo de una oficina de renombre. La popularidad es un factor crucial, de igual manera el prestigio, no obstante, muchos critican que no se evalúa con suficiente análisis y determinación al ganador del Pritzker. Con las palabras del arquitecto Fredy Massad,:

“No hay que perder de vista el hecho de que [la concesión del premio] es un movimiento, de nuevo (y como siempre) astuto, por parte de la Fundación Hyatt, a la busca de seguir preservando el prestigio del Pritzker y seguir abanderando el discurso políticamente correcto: al destacar el reconocimiento a un equipo, el galardón busca (taimadamente) alejarse del denostado concepto del arquitecto-estrella que él mismo se encargó de erigir y consolidar” Fredy Massad, La Viga en el Ojo, ABC.

En el caso de las nacionalidades, América, Asia y Oceanía han sido acreedoras de veinte premios, mientras que en África no se ha obtenido ni un solo ganador. En el caso de las arquitectas Denise Scott Brown y Lu Wenyu, respectivas esposas y socias de los arquitectos Robert Venturi y Wang Shu, no fueron premiadas ni mencionadas por el jurado, quienes alegaron que no podían interpretar las decisiones de un anterior jurado para nombrar a ambas arquitectas al lado de sus socios.

Desde mi punto de vista personal, han sido muchas las polémicas y derivaciones surgidas a lo largo de los años, gracias a un premio internacional que, más allá de la popularidad y el renombre, ha sido un parteaguas en la condecoración a la arquitectura. Independientemente de los jueces, considero que es menester de los mismos arquitectos el hacer suyos este premio, el poner en alto el nombre de su nación, de sus compatriotas, de su arte y sus obras. 

Para ello, no deben deslindarse de la premisa humana bajo la cual se fundaron las nominaciones Pritzker. Siempre velando por los tres principios de Venturi: firmitas, utilitas, venustas. Mismos principios que se han grabado en los medallones de bronce de los ganadores. No obstante, deberán grabarse palabras aún más importantes en los criterios de los arquitectos ganadores: el sentido humano por encima del renombre. Hacer de este laurel sobre la arquitectura, un premio para la sociedad, no para un solo individuo.

Bibliografía:
·       Pritzkerprize.com. (2019). About the Prize | The Pritzker Architecture Prize. [online] Available at: https://www.pritzkerprize.com/about [Accessed 22 Aug. 2019].
·       Picado, M. (2019). La reacción de la crítica española al Premio Pritzker 2017. [online] ArchDaily México. Available at: https://www.archdaily.mx/mx/867392/la-reaccion-de-la-critica-espanola-al-premio-pritzker-2017 [Accessed 22 Aug. 2019].
·       Pritzkerprize.com. (2019). About the Prize | The Pritzker Architecture Prize. [online] Available at: https://www.pritzkerprize.com/about [Accessed 22 Aug. 2019].

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